El favorito de Dios

 Julio Malez es un joven de 26 años oriundo de Formosa Capital en Argentina, según sus palabras. Ferviente estudioso de la espiritualidad, al tratarse de una materia que abarca tantas culturas y cosmovisiones, se centra puntualmente en los escritos de San Agustín, Swedenborg, Elizabeth Kübler Ross y el Pentateuco (debido quizás a su raíz católica). Julio asegura ser el hombre favorito de Dios, y se fundamenta a través de relatos cargados de buena fortuna, entre sus historias hay cuatro que destaca constantemente.

En la primera, cierto día de su infancia (tal vez a los 10 años de edad) vagaba por el monte con su primo cazando pajaritos, asegura que al costado de una laguna hirió a una paloma en una pata con un proyectil lanzado desde la gomera, lo que dio inicio a una larga persecución, la paloma iba trastabillando entre los árboles mientras él la perseguía enfocando la mirada en lo alto y atento a cada movimiento de su objetivo, en cierto momento, con la mirada fija en la copa de un quebracho y a punto de dar el disparo definitivo, siente que algo se eleva a la altura de su pecho: era una víbora Ñacaniná de dos metros de largo enroscada en el tronco del árbol y decidida a atacar. En ese momento aparece dando un salto el perro de la casa (que los había seguido todo el tiempo y no notaron su presencia) y lo salvó de la desgracia.

Su segundo relato habla sobre su gran pasión después de la espiritualidad, el cannabis. Julio conoce esta planta y la describe: “es una planta vascular, porque tiene conductos que trasladan los macro y micronutrientes a todas partes, es dioica porque tiene macho y hembra, y es espermatofita al tener la capacidad de producir semillas”. En el año 2019, Julio asistió a la Expo Cannabis en la Rural de Palermo en Buenos Aires, su abuela le pagó el pasaje porque justo ese fin de semana era la fiesta de 15 años de una prima que ni siquiera conocía (y los invitó), esto ya era un gran golpe de suerte, pero la historia no termina allí, la fiesta fue viernes y al otro día salieron con su primo (el hermano mayor de la quinceañera) hacia la Rural, viajaron con diferentes colectivos hasta llegar al lugar. Estaba repleto de gente, una cola de unas mil o dos mil personas, esperaron una hora hasta llegar a la entrada, cuando su primo nota que se olvidó el ticket de entrada a la expo sobre la mesita de luz de su pieza. Totalmente desilusionados decidieron dirigirse hacia la garita donde esperar el colectivo de vuelta, ya que tenían el dinero justo para el pasaje de vuelta. En ese momento una mano aprieta el hombro de Julio desde atrás, él se gira y ve a una señora que le pregunta “che, ¿ustedes están para entrar a la expo?” Julio le comenta la situación y la señora saca un ticket de su bolsillo y le dice “te regalo esta entrada, es de mi hija, tenía que venir desde Salta, pero su vuelo se atrasó”. Julio, totalmente sorprendido (pero acostumbrado) por la fortuna de su destino, aceptó el ticket con gran alegría.

La tercera narración es del año 2024 y trata sobre un hábito y un deseo. Julio iba al baño todos los días a las 11 de la mañana religiosamente y comenta que, en ese entonces durante el tiempo que pasaba sentado en el inodoro, hablaba con Dios y le agradecía por cada detalle de su vida. Al finalizar sus plegarias pedía tres cosas: por el bien de las personas buenas, por la mejoría de las personas no tan buenas, y por una mujer que lo acompañe, que pueda amarlo y también recibir todo el amor que él tenía para dar, pero Julio es quisquilloso y bastante pretencioso, quería una mujer blanca e inteligente, con quien pudiera tener conversaciones complejas acerca de la espiritualidad y el cannabis. Unos meses después, cuando menos se lo esperaba, estaba viendo memes en Instagram (disfrutaba mucho del humor) y recibe una notificación, era un nuevo seguidor, su nombre era Mariana Rosales, en su biografía destacaba “Lic. en muchas cosas” y era también de Formosa Capital, pero tenía solo dos publicaciones y eran fotos de un gato y un perro. Julio nunca había escuchado sobre ella, lo que lo llevó a sospechar que se trataba de una cuenta falsa, “seguro es un gordo en un ciber que no tiene nada que hacer”, pensaba él. Hasta que, luego de unos días esta mujer sube una foto a su historia. Era una chica blanca de cabello castaño enrulado, usaba anteojos y tenía una hermosa sonrisa, “me brillaron los ojos cuando la vi” comenta Julio, que no sabía cómo iniciar una conversación porque la consideraba inalcanzable. Un viernes decide poner a prueba su fortuna y le envía un mensaje diciendo “Hola Mariana, te saludo de forma tradicional porque no sé iniciar conversaciones sin parecer raro”. A lo que ella responde (unos minutos después), “Buenas, me caes bien porque te gusta Spinetta jaja”. Julio no podía creerlo, no sólo había respondido a su mensaje, sino que, sin conocerlo, le dijo que le parecía agradable (él se describe a sí mismo como excéntrico y ermitaño). Chatearon sobre Spinetta y otras bandas, sobre sus vidas y sus pasiones por unas horas, luego Julio se despide, es un hombre modesto y conoce sus límites. Pero al otro día, no pudiendo controlar sus instintivas emociones, decide invitarla a salir y extrañamente ella acepta la invitación sin vacilar (lo que reforzó la idea de que se trataba de una broma de mal gusto). Pasó por ella en su auto, se saludaron y se dirigieron a una plaza a charlar por varias horas sentados en un banco, luego se despidieron y él la llevó hasta su casa. Esa noche Julio se reunió con un amigo que le preguntó cómo le fue, él respondió del siguiente modo: “siento que Dios anotó en una libreta todo lo que soñé, todo lo que le pedí y todo lo que no sabía que me falta. Ella es esa libreta.” Luego de algunas semanas y varios encuentros, Julio decide efectuar la prueba definitiva a su fortuna (no conforme con sólo haberla conocido) y le declaró sus sentimientos amorosos a Mariana. Todo se tornó aún más increíble porque éste fue correspondido. Se casaron luego unos mes y tuvieron una familia hermosa; discutieron sobre Jung y Freud hasta sus últimos días. Julio murió el 22 de diciembre del 2039 en la clínica San Antonio. En sus últimos días, entre delirios le confesó a Mariana que iba a esperarla del otro lado del puente existencial.

Cabe destacar que estamos actualmente en el año 2044, y aquí comienza su cuarto relato, mucho más complejo y tenebroso, Julio asegura que al morir se encontró con El Creador, al que describe como una energía luminosa de infinitas cualidades, que le dijo lo siguiente: “te he dado todo lo que deseaste y ese es tu más grande pecado, aún no aprendes la lección más importante: la humildad. Transitarás una y otra vez la vida terrenal hasta que dejes de caer en esa falta”. A Julio lo encontraron hace tres años en un descampado totalmente desnudo y entre delirios de naturaleza diversa. No sabemos nada acerca de su familia, tal vez fue abandonado por ellos debido a su condición; tampoco sabemos exactamente cuántos años tiene, él dice que 26 pero parece mucho mayor. Solo repite constantemente su nombre y las historias de su vida anterior, tuvo varios intentos de suicidio alegando que ya comprendió el error que cometió y que desea reencontrarse con su amada, por eso lo mantenemos maniatado en la habitación 3 del noveno pabellón y lo dejamos salir durante una hora bajo supervisión, todos los días a las seis de la tarde. Yo soy Nahuel, su psiquiatra.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Viaje

Consciencia Universal

Nebulosa